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Si solo ves la discapacidad no estás mirando: comprender es el verdadero acto humano

Si solo ves la discapacidad no estás mirando: comprender es el verdadero acto humano

Marlene Fernández, Vicepresidente Corporativa de Relaciones Gubernamentales y Líder del Comité de Diversidad e Inclusión de Arcos Dorados.

El Día Internacional de las Personas con Discapacidad nos invita a mirar más allá de lo evidente, a detenernos y observar con profundidad aquello que a veces damos por sentado: la infinita diversidad que nos hace humanos. Nos recuerda que la verdadera riqueza de nuestra especie humana reside en las múltiples formas de aprender, de sentir y de vivir que convivimos. Al contemplar “la diferencia” por lo que realmente significa, nuestra mirada se amplía, nuestra comprensión del mundo se enriquece, y descubrimos que la diversidad no nos separa; nos une, nos humaniza y nos hace más completos.

Por siglos nos enseñaron a creer que la fortaleza humana descansa en la perfección, en la ausencia de límites. Se nos dijo que lo valioso es lo uniforme, lo que encaja con lo esperado. Pero la historia revela una verdad opuesta: avanzamos como especie no porque todos podemos hacer lo mismo, sino porque nuestras capacidades son profundamente diversas. Son justamente nuestras maneras únicas de adaptarnos, nuestras perspectivas diversas, nuestras respuestas únicas frente a los desafíos los que han impulsado la evolución humana.

En esta historia, la discapacidad ha sido malinterpretada: se la ha visto como una fragilidad inherente, cuando en realidad el mayor desafío proviene de una sociedad que aún no comprende plenamente su responsabilidad. Vivimos en entornos diseñados bajo un modelo uniforme que no siempre tiene en cuenta la diversidad; aun así, millones de personas con discapacidad enfrentan cada día ese desafío con una creatividad, resiliencia y visión que enriquecen nuestro mundo. Ellos amplían lo posible, encuentran soluciones que otros no imaginarían y nos muestran nuevas maneras de habitar la vida. Frente a ese esfuerzo monumental, nuestra obligación moral es reducir al mínimo los obstáculos que enfrentan y construir espacios accesibles en los que su adaptación no sea una carga individual, sino un compromiso colectivo.

En Arcos Dorados elegimos mirar desde ese lugar. No nos preguntamos cómo “corregir” a las personas, porque nadie necesita ser corregido. Nos preguntamos cómo debemos transformar nuestros entornos para garantizar que cada persona pueda participar plenamente, desplegando su talento y sintiéndose valorada por lo que aporta. La inclusión, para nosotros, no es que las personas encajen en un molde; es que el molde se adapte a la diversidad humana.

Cada acción que emprendemos, cada espacio que adaptamos, cada historia que reconocemos nos recuerda que la diversidad no es un desafío que nos separa, sino una oportunidad que nos invita a crecer juntos. Hemos tenido el privilegio de demostrar que la discapacidad no es una barrera para el empleo digno, el desarrollo profesional y la construcción de comunidad. Durante más de tres décadas miles de nuestros colaboradores con distintas discapacidades han encontrado en nuestro programa Empleo con Apoyo un espacio para crecer y brillar. Muchos han ascendido y se han desempeñado con éxito en nuestros restaurantes; algunos, forman parte de nuestra familia desde hace décadas, mientras que muchos otros han dejado su huella tras largos años de trabajo, aportando autonomía, eficiencia y un profundo sentido de pertenencia.

Creemos también en el poder de las historias. A través de iniciativas como “McDonald’s Vio en Mí” nuestros colaboradores pueden compartir quiénes son, qué los inspira, qué sueñan y cómo re-imaginan su futuro. Y este año, nos dimos a la tarea de visibilizar “Todo lo que soy”. Cada historia es prueba viva del potencial humano más allá de las etiquetas, y es un recordatorio de que el valor intrínseco del individuo va mucho más allá de su formación, de su experiencia o apariencia.

Sabemos que cuando un ser humano enfrenta desafíos en un área, desarrolla fortalezas sorprendentes en otra. Hay quienes, sin poder ver, escuchan con una profundidad que muchos desconocen; quienes, tras perder movilidad, desarrollan otro tipo de habilidades; quienes perciben patrones invisibles o poseen una sensibilidad que redefine lo que significa comprender. Lejos de ser excepciones, estas experiencias nos muestran que la diversidad expande nuestra capacidad colectiva y enriquece la manera en que trabajamos y nos relacionamos.

El Comité de Diversidad e Inclusión que tengo el honor de liderar, impulsa este camino, renovando políticas, ampliando oportunidades y recordando en todo momento que el talento no se define por ciertas habilidades, sino por la pasión con la que se vive.

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